Un período de pruebas difíciles es un valor agregado: añade sensibilidad y perspectiva.
El recordatorio de: “eres vulnerable” o “necesitas de los demás” o “no eres víctima” son las mayores ganancias de una prueba.
No importa la prueba. Puede ser salud -mi freno de esta temporada- o economía, desilusión o cualquier otro tipo de pérdida o dolor. Puede ser un desafío temporal o a largo plazo. Lo cierto es que la prueba puede mejorarnos en vez de destruirnos, si se lo permitimos.
El recordatorio de: “eres vulnerable” o “necesitas de los demás” o “no eres víctima” son las mayores ganancias de una prueba. Como siempre, lo que tememos más puede ser nuestra mayor bendición.
En mi período de receso obligatorio observé mejor a la gente, y esto liberó mi perspectiva y me ayudó a ajustar mi enfoque:
Frente a tanta pérdida y dolor de las personas, me parece irrelevante pelear por posiciones e ideas.
Para tanta tragedia aquí nomás a la vuelta, no quiero gastar mi energía en discusiones interminables.
Me rehúso a pensar en mi sueño que se frustró, cuando alrededor hay miradas que no ven futuro.
Comentarios y expectativas de otros se esfuman, frente a las tragedias que se sufren.
Lo temporal no puede definirme, cuando tenemos tan poco tiempo y tanto valor que agregar a otros…
No temamos los tiempos de prueba, temamos no madurar, no crecer, no evolucionar.
Temamos pasar por esos tiempos difíciles y mantenernos igual.
Isabel Justiniano